sábado, 10 de enero de 2015

Fábricas de cerveza, cerveceras y cervecerías en Bilbao

 Esta entrada en el Blog estará centrada en rememorar aquellas fábricas de cerveza de Bilbao en las que además de producirla la vendían en sus propias instalaciones, normalmente anexas a las propias fábricas.

Los precursores en Bilbao de unir producción y venta de cerveza en veladores o terrazas de forma ocasional y/o estacional fueron todos ellos de origen alemán. Entre ellos cabe destacar, por orden cronológico, el caso del cervecero Jacob Geiler en Deusto, que debió de trabajar en la fábrica de cerveza que existió en dicha anteiglesia (Lizarraga y Compañía) ubicada desde 1881 y hasta 1883 en la Campa de la Cervecería, nombre por el que era conocida hasta comienzos del s. XX la zona aledaña al palacio Goossens, junto al puente de Deusto. Posteriormente se estableció por su cuenta en la actual calle Ramón y Cajal, junto a la iglesia de San Pedro de Deusto y en 1895 solicitó permiso para instalar una caseta para venta de sus productos en la Campa de la Cervecería.
 
Anuncio de 1896

El cervecero alemán Carlos Federico Meins fundó la Cervecería Vascongada en 1894, que durante una época se denominaría “Cervecería Toro”. Primeramente estuvo ubicada en la calle Fueros nº 10, pero en 1895 instala su fábrica en la finca Ezcurra Mayor, en el barrio de Zugastinovia, trasladándola en 1896 a la finca La Cerca en Alameda de San Mamés, en cuyos jardines, que contaban con instalaciones recreativas diversas e incluso con luz eléctrica, además de venderse cerveza se ofrecían otras bebidas y sándwiches de jamón y salchichón a 25 céntimos ; en 1899 cambió nuevamente de ubicación, esta vez en la calle Autonomía y posteriormente, en 1904, a la Plaza de La Casilla y en 1908 al alto de Basurto, cerca de Cobetas. Hasta 1897 la única marca de cerveza fabricada era la denominada ”Vascongada”, al estilo de Munich, que se vendía al por menor a 20 céntimos el bock y a 60 céntimos la jarra, pero en 1898 registra la marca “Toro”, cuyas etiquetas son unas de las primeras etiquetas españolas conocidas del siglo XIX.


Anuncio de 1896


Anuncio de 1897

José Schumann, hijo del alemán Carlos Federico Schumann, cervecero asentado en Bilbao desde 1870, fue el fundador en 1886 de la fábrica de cerveza “La Salve” (a partir de 1911 propiedad de la familia Pérez Yarza) y ya en 1909 abonaba 1500 pesetas anuales de renta al Ayuntamiento en concepto de uso de la Campa de la Salve, en la que colocaban mesas y sillas para la venta y consumo de sus cervezas, renta que desde 1910 fue reducida a 1000 pesetas y que se mantuvo al menos hasta 1921.

Campa de La Salve, 1896, en ella José Schumann inició la venta al aire libre de sus cervezas

A las tres fábricas  de cerveza que existieron en Bilbao en el siglo XX y que varias generaciones de bilbaínos hemos conocido, “La Vizcaína” en Iturrigorri, “La Cervecera del Norte” en Basurto y “La Salve” en Artasamina, se debe en parte el éxito del consumo de cerveza no sólo en Bilbao, sino en su entorno más próximo. La creación de lo que sería un nuevo mercado  y el incremento de su demanda sería una tarea larga y difícil, en la que influirían numerosos hechos, entre los que cabe destacar el proceso de modernización de Bilbao en esos años, fruto de una emergente industria basada fundamentalmente, pero no sólo, en la siderurgia. Esa modernización del espacio urbano  incrementó el consumo de cerveza, circunstancia que se manifiesta claramente en los años 20 ; en esas fechas y en el entorno de la capital del Nervión, las cervecerías fueron sustituyendo a los clásicos txakolís en los gustos de los consumidores de aquella sociedad vizcaína en pleno desarrollo industrial. Situadas junto a las fábricas de cerveza, estos recintos ajardinados se rodearon de numerosas instalaciones de ocio (frontones, juegos de bolos y rana, pistas de patinaje…) en los que los domingos y festivos se celebraban romerías vascas con acordeonistas y txistularis.
 
Jardines iniciales de "la Cervecera del Norte", anteriores a 1923

De todos ellos destacaron los de La Cervecera del Norte. En 1914 se había autorizado la venta al aire libre de las cervezas de su elaboración en los jardines iniciales de dicho complejo, en los que existía en mitad de dicho espacio un quiosco en el que se vendía tanto cerveza en jarras como en barriles. Dato curioso a destacar es que el primer barril de cerveza de aquellos primeros jardines fue abierto en 1914 por Manuel Endaza, al que acompañaban a la hora de servir sus hijas Begoña, Resurrección, María y Sabina. Dicho espacio llegó a contar hasta con 2.500 mesas en 1915. No será hasta 1923 cuando se autorice la construcción de un conjunto de pabellones cubiertos dispuestos en terrazas, los conocidos “Jardines Iparralde”, diseñados por el arquitecto Marcelino Odriozola, con terrazas distribuidas primeramente en tres y posteriormente ampliadas a cinco alturas escalonadas, con frondosas arboledas. Estos famosos jardines albergaron durante décadas los más conocidos veladores cerveceros de la villa en los que incluso los domingos solían darse conciertos y partidos de fútbol emitidos por altavoces y que fueron punto de reunión para numerosas familias bilbaínas. Además, en dichas instalaciones existían dos juegos de bolos, que fueron sustituidos posteriormente por un frontón, edificado en 1928 bajo un proyecto del arquitecto Basterra, en el que se celebraron campeonatos de pelota vasca para aficionados. El 27 de julio de ese año se inauguró dicho frontón y lo bendijo Don Aniceto Eguren, asistiendo al acto ocho pelotaris, que jugaron un par de partidos, el primero, de aficionados, lo ganaron Larracoechea y Aspiazu y el segundo partido de mano fue entre profesionales y lo ganaron Peru y Chicuri. Entre las curiosidades de tales Jardines son de reseñar que en 1928 Bilbao ya batía su primer record de consumo cervecero: 11.700 litros de cerveza fueron consumidos en la Cervecera en el reparto de premios del Concurso Agropecuario de Basurto; dos años después, en 1930, ese record fue superado, siendo consumidos 22.570 litros el 24 de agosto. Las marcas de cerveza que dicha empresa comercializó aún perduran en la memoria colectiva bilbaina : Iparralde, Norte y Oro. Otra curiosidad es que en ellos se desarrollaron en 1936 y en 1941 unos de los primeros concursos de pájaros cantores del Botxo. Estos jardines y sus terrazas fueron cerrados a comienzos de la década de los 70 y permanecieron así muchos años, siendo utilizados de aparcamiento hasta su demolición a principìos del siglo XXI.



Jardines Iparralde, de "La Cervecera del Norte"
Jardines Iparralde, poco antes de su demolición

Otra de estas instalaciones, más modesta, la tuvo “La Vizcaína”, proyectadas por el arquitecto Emilio de Otaduy en 1925 e inauguradas en 1927. Además de sus cervezas, entre las que destacaba por su calidad la “Munich” o cerveza negra, vendía diversos productos gaseosos de su elaboración, como las limonadas o gaseosas “Iturri-Gorri”, los sifones de agua de seltz, el “Orange Iturri-Gorri” (refresco de naranja), el “Chocolate Iturri-Gorri” (una gaseosa con sabor a chocolate),  piña tropical y el Ginger-Ale (bebida refrescante, sin alcohol, de origen inglés fabricada con jengibre, limón, agua y azúcar). Es de destacar que en sus instalaciones se fabricaron y se vendieron las primeras “Coca-Cola” que conoció Bilbao allá por 1928, aunque el precio del botellín, 0,40 céntimos, no fuera muy asequible a la mayoría de los consumidores bilbaínos.

Fábrica y jardines de “La Vizcaína”. 

Pero además se instalaron veladores en zonas urbanas próximas a las fábricas, caso de “La Salve”, que  ocupaba con mesas y sillas en época estival la campa del mismo nombre, zona de la villa particularmente singular, puesto que al estar situada al lado de la Ría se contemplaban desde ella los numerosos barcos que transitaban por la misma o se encontraban atracados en las inmediaciones.  Otro local fuera del entorno fabril fue la  Cervecera de La Casilla, que únicamente vendía cerveza de “La Salve”, ya que sus propietarios eran la familia Pérez Yarza, dueños a su vez de dicha fábrica de cerveza. Dicha cervecera estuvo situada en la parte zaguera de las Escuelas de Indautxu, daba cara a la Plaza de La Casilla, a Doctor Areilza y a General Eguía. Pese a que dicha familia instalara dicha cervecera en los años 20, anteriormente  había sido conocida como la Cervecera de Gregorio Riesco, otro empresario local que desde 1896  fabricaba cerveza en dicho solar, conocido como la finca Ezcurra Mayor y que ya antes había utilizado el cervecero Carlos Meins. Esta cervecera estuvo abierta hasta 1973.

Campa de La Salve, años 50-60

Cervecera de La Salve, años 70

Anuncio de 1924, Cervecera de La Casilla

Cervecera de La Casilla, 1972. Fondo La Gaceta del Norte. Archivo Municipal de Bilbao


Cervecera de La Casilla, años 50-60

En general las instalaciones de todas ellas contaban con mesas y sillas de madera plegables en las que se servían jarras de cerveza que se expedían en unos mostradores y eran servidas por camareros. Los numerosos camareros que atendían las mesas (en algunos momentos llegaban a ser hasta 50) llevaban chaquetas blancas de piqué, camisa blanca, pantalón, calzado y corbata-pajarita negros, además de la imprescindible servilleta grande blanca doblada que portaban en el brazo. Pese a todo y sin lugar a dudas, el vino era en esas fechas la bebida de referencia y lo que se consumía habitualmente en las tabernas de las comunidades rurales ; el vino era pues la bebida popular mientras que la cerveza era consumida únicamente por las élites urbanas, que lo hacían además de forma estacional. Pero además se empezó a popularizar la costumbre de instalar despachos ambulantes de venta de cerveza en ferias, fiestas o exposiciones, romerías, espectáculos, mítines y toda clase de concentraciones de público en el entorno vizcaíno ; dicho sistema hizo que se popularizase el consumo de cerveza en zonas rurales y principalmente en las costas, tan indicadas para esta clase de bebidas, fundamentalmente en época estival.


Esas tres fábricas de cerveza de Bilbao marcaron una época en la industria cervecera local y con ellas la aceptación del consumo de cerveza en la villa de Bilbao fue toda una realidad. Las tres desaparecieron en diferentes momentos del siglo XX y con ellas se fue no sólo una parte de la historia de la industria vizcaína, sino también una parte importante de la industria cervecera española. 

2 comentarios:

  1. En la cervecera de la Casilla tuve la suerte de tomar mas de una jarra era en los años 60

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  2. Y además enla cervecera de Narru se podía jugar a la rana.

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