Esta nueva entrada en el Blog me
hace especial ilusión, puesto que guardo en mis recuerdos de niñez muchos
momentos vividos allí con mis padres y mi hermano en numerosas tardes de
domingos. Y quiere recordar la especial vinculación que mantuvo durante muchos
años “La Cervecera del Norte” con un emblemático café bilbaíno ya desaparecido,
pero que aún perdura en la memoria de varias generaciones, el Gran Café “La
Concordia”.
Exterior de "La Concordia", años 60 |
Pero antes de llegar a relatar
esa especial relación es fundamental conocer la historia de este conocido local
hostelero y dejar constancia de su importancia en la vida social del Bilbao del
siglo XX.
El Gran Café “La Concordia”
estuvo situado en los bajos de la Sociedad Bilbaina, en concreto en la
denominada por aquellas fechas calle de La Bolsa. La Bilbaina alquiló dichas
lonjas a Francisco de Echezortu para regentar un café y se dio la circunstancia
de que incluso antes de la inauguración oficial del inmueble de la Sociedad ya
abrió el café, siendo la fecha de su inauguración el 23 de marzo de 1912. Según
relatan las crónicas periodísticas de la época acudieron unos cien invitados,
que degustaron una suculenta cena. El local estaba decorado con gran estilo y
lujo, constando de planta baja y sótano. Desde sus inicios fue un local
espacioso, con café, servicio de comidas, billares, mesas y limpiabotas.
Carta y sello comercial de 1927
|
Francisco de Echezortu traspasó el
local en 1923 a Jesús Arrese y a Jesús Garagorri. Unos años después falleció
Garagorri y Arrese se quedó como único socio hasta abril de 1936, en que
propuso a dos empleados del local, Elias Segovia y José María Azpeitia,
traspasarles el negocio. Desde 1936 a 1948 se constituiría la “Sociedad
Azpeitia y Segovia” para regentar el Café, y a partir de esa fecha Elías Segovia se quedaría como único
propietario del negocio.
Llegados a este punto es necesario
ahondar en la persona que lo regentó durante tantos años, Elías Segovia, al que
tuve el placer de conocer siendo yo un niño y del que recuerdo su constante
sonrisa y su exquisita educación, además de su característica pajarita. Elías
Segovia nació en 1895 y era el primogénito de una modesta familia de Talavera de
la Reina. Desde joven trabajó en una taberna madrileña cercana a Sol, luego en
Algeciras y posteriormente en San Sebastián. Allí estaba al inicio la I Guerra Mundial,
en un bar de la calle Garibay, pero en Bilbao el propietario de la recién
inaugurada “La Concordia”, Echezortu, necesitaba buenos empleados y por eso contrató
al despierto joven, quien pasó a formar parte de la plantilla del café en 1915.
Sin embargo, en 1923 Echezortu traspasó el local y se trasladó a Madrid, donde
abrió un bar y se llevó con él a Elías. Pero a los pocos meses Elías volvería a
Bilbao, ciudad de la que ya no se movería. Elías Segovia murió el 16 de Agosto
de 1988 con los 93 años cumplidos, manteniéndose hasta el último día al pie del
cañón. El café siguió siendo regentado por la familia Segovia, en concreto por
su hijo José Antonio y se mantuvo abierto hasta finales de abril de 1995.
“La Concordia” y Elías Segovia fueron testigos
de más que tres cuartos de siglo de la vida bilbaina; este café fue escenario
privilegiado de negocios, cotilleos, conspiraciones, encuentros clandestinos y
secretos, tertulias literarias, etc. Durante sus muchos años de vida, en sus
mesas se escribieron gacetillas, versos, artículos y páginas literarias; y
aquellos asientos facilitaron algún que otro encuentro amoroso. Hasta allí
acudieron artistas, intelectuales, escritores, políticos, bolsistas, toreros, cantantes
–como la Meyer o la Piquer–, estudiantes y numerosos bilbainos de a pie que
hicieron tertulia en sus mesas. En La Concordia entraban desde el Marqués de
Arriluce de Ybarra, hasta estudiantes con apuntes que buscaban la tranquilidad
de su salón. En las características mesas de mármol se sentaron verdaderos
personajes ; Miguel Unamuno y su hermano, Gabriel Aresti, Gabriel Celaya, Luis
de Castresana, los hermanos Arrúe y
Gustavo de Maeztu; tertulianos como el alcalde Joaquín Zuazagoitia, Indalecio Prieto,
Blas de Otero, Vidal de Nicolás, Emiliano Serna, Ángel M. Ortiz Alfau, Alfonso
Irigoyen y un largo etcétera.
Desde la apertura del café en 1912 la
calidad de los productos que allí se vendían era superior. Entre ellas
destacaron las ostras y el marisco, jamones, cafés y licores de primeras marcas
y de todo origen, y las cervezas de “La Cervecera del Norte”, al menos desde
1917.
En los años 50 “La Concordia” comenzó
a servir lunches en diferentes entornos como fueron recepciones del
Ayuntamiento y Diputación, eventos en el Arriaga, Juntas de Accionistas de
bancos e Iberduero, Altos Hornos, botaduras
de barcos,
eventos particulares en casas, bodas, recibimientos al Athletic campeón
en los 50 o 60… . Durante esa década y las dos siguientes fueron todo un referente
por la cantidad y calidad de los productos ofrecidos. Por ello, las
cervezas Oro siempre estuvieron presentes en todos los eventos en los que se
servían los populares lunches de Elías, tal y como atestiguan estas fotos.
Pero la historia de “La Concordia” no
hubiera sido la misma sin la inestimable colaboración y apoyo que encontró en
“La Cervecera del Norte” ; y se explica esa especial vinculación entre ambas
por una razón fundamental, que fue un préstamo que recibieron Elías Segovia y José
María Azpeitia por parte de “La Cervecera del Norte” para poder tomar en
arriendo en 1936 el café a su anterior propietario. La cantidad prestada
realmente fue una suma importante para esos años, en concreto 305.000 pesetas.
Con ese dinero hicieron frente a las deudas y gastos que suponía continuar con
La Concordia. Ese préstamo fue devuelto poco a poco hasta saldarlo
definitivamente doce años después, pero lo que quedó para siempre fue la
fidelidad a la empresa cervecera al vender sus cervezas durante todos los años
de apertura del local, luciendo orgullosa numerosos carteles anunciando la
cerveza ORO. Por ello Elías Segovia siempre guardó un afecto y un
agradecimiento especial a “La Cervecera del Norte”. En todo este tiempo
tuvo ofertas de otras compañías cerveceras que le tentaron pero él se mantuvo
fiel a Oro. Seguramente como una manera de agradecimiento a ese préstamo que
fue clave en el desarrollo y éxito de La Concordia. De no haber recibido ese préstamo
quizás “La Concordia” no hubiera sido lo que fue, ni mucho menos hubiera estado
abierto 82 años. Curioso es el destino el que los unió a ambos e incluso se dio la
circunstancia de que en el mismo año comenzaron y casi en el mismo año
desaparecieron…. Una vida compartida.
Elías Segovia con su inconfundible pajarita en la barra de "La Concordia", principios años 70. Obsérvese el servilletero de Cerveza Especial ORO. Fotografía cedida por Xabi Segovia |
Elías Segovia hacia 1979. Fotografía cedida por Xabi Segovia |
Exterior de "La Concordia", años 70. Dos carteles anunciando la cerveza ORO. Foto: Archivo Municipal de Bilbao. Fondo "La Gaceta del Norte" |
*Agradezco a Xabi Segovia, nieto de Elías Segovia, por cederme varias de las fotografías que se incluyen y por toda la información que me ha aportado para redactar esta entrada en el blog.
Recuerdo los urinarios ingleses de la marca ADAMANT, la cual estoy seguro de que inspiró al grupo Adam and the Ants...
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